4000 días después

martes, 8 de junio de 2010

Dónde diablo estés. Por fin me atreví a resumir aquel año.
Cuando queríamos romper ventanas… y lo hacíamos.
Dónde diablos estés. Si lo escuchas. No te lo tomes a mal.
Todo está pasado por el filtro del tiempo y mi imaginación tramposa.
Si te preguntas “¿se ha atrevido a hablar de él y de mi?”
observa la cifra y considérate contestada.
No incluyo nombres en ningún caso.
Unicamente lo sabrás tú, que, en cierta manera, es lo que pretendía.
Una broma desde la distancia.
1999.
El año del supuesto fin del mundo…
En cierta manera… sí… el fin de ti y de mi…
Algo definible como un pequeño mundo infranqueable para el resto.
Y como extrañas plantas,
crecíamos más cuando menos agua y luz existían a nuestro alrededor.
¿Cómo podíamos pretender gustar al resto?
Nos conocimos sin raíces, andamos un tiempo juntos, sin raíces… en algunos momentos tuve la sensación de que cada uno de nosotros arraigó en el otro.
Pero, de cualquier manera, ya era demasiado tarde para nosotros.
¿Cómo podían asentarse en la tierra dos seres tan volátiles?
Así que cada uno siguió el camino que le correspondía,
y no hay nada más que decir.
Hoy iré tarde a dormir.
Te informo.
Me inmagino que mañana te levantarás temprano.


1999

0 Satélites en órbita:

Publicar un comentario

Archivo del blog